sábado, 30 de octubre de 2010

La Muerte de Néstor Kirchner como lógica catacrética.

Tiene esa significación, que con-lleva a una im-posibilidad permanente de definirla.Por ejemplo, trágica, o también signada por el destino. Es decir si existe la categoría de tragedia impone un antes de una figura heroica. O quizás sea una interpretación arrasada por la abusiva sensación de desgarro colectivo de una muerte que sobre-p-a-s-a los límites acostumbrados.Entonces en este caso, muerte trágica, tiene un significado catacrético, dado que mas allá de lo s-ú-b-i-t-o, su performance adquiere una exageración de lo l-i-t-e-r-a-l. Es más, siempre le buscamos un significado a la muerte, que es- capa al significado e invertimos en metáforas con distintos significantes.O sea, concibe tanto esa lógica exagerada que abusamos de los significantes, porque no encontramos uno adecuado.Entonces, en el momento que somos obligados, por ser i-m-p-e-r-a-t-i-v-o, un discurso, lo queremos asumir, y como no hay otra forma , en un “ejercito de metáforas” según la premisa Nietszcheana. Siguiendo con esta configuración, esta muerte es una tragedia, por la épica que deja tras-cender. Si no hay épica no hay tragedia. Pero tanbién , en un discurso, la muerte puede sufrir otras inclinaciones metafóricas. Por ejemplo, muerte digna. Ya no es una catacresis, es un oximorón, dado que concebimos a la muerte como el fin de la vida. Nos aparece menos chocante vida digna que muerte digna. Pero vida digna, no es un oximorón , es un recurso que se utiliza para reafirmar el sentido de algo que nombramos , como en este caso el signo vida. O sea . es un epíteto que se utiliza para darle más énfasis a la enunciación.”>De Epicuro:“Acostúmbrate a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo bien ytodo mal residen en las sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar-”>privado de sensaciones”O Heidegger, ”Uno sabe de la muerte cierta y sin embargo no es cierto propiamente de ella… A la certidumbre va unida la indeterminación de su cuando”.Pero también asumimos la certeza de la muerte desde el momento que nacemos. Decimos con Heidegger , “la vida es un derrotero hacia la muerte desde el momento en que nacemos y nos reconoce,os como mortales. O como la sentencia de Plotino , que asumía la desdicha del hombre que a diferencia de los animales y los dioses era notificado de su fatal destino. Y si nombramos el destino, l-a- M-o-i-r-a , de los griegos, que eran tres, y ciegas y definían la suerte de cada hombre, aún por encima de los dioses, que intervenían en el destino de los hombres. Como nos señala Homero en la Ilíada , al momento que Tetis, le impone a Aquileo u final. Es una muerte honrosa, (otro oximorón) , el joven guerrero en busca de “la fama imperecedera”. En realidad no elige la eternidad, asume su condición de mortal, debe morir joven y luchando; así su nombre pasará a la inmortalidad y será recordado.Similar solicitud toma Carlos Castaneda en “el Conocimiento Silencioso” , que obra sobre la tanatología , y sobre la certecidad de la muerte.O dicho de otra forma, la “muerte bella” como oximorón no se traduce en una de-construcción de su vida. Trasciende esos márgenes y se re-constituye con otra significaión. Queda vaciado de su contenido original y asume una posición simbólica que reza en el imaginario colectivo con la mirada del ” Otro” convertida en un “ideal del yo”. O sea, la finalidad catacrética, se lleva a cabo por la exageración y la in-observancia de la literalidad, que radicaliza la metáfora en una no- pertenencia de una definición concreta.Es por esa indefinición, que se produce la trasliteración de l oximorón “la muerte bella” a un epíteto como la “vida bella”. El nombre Néstor, ya dejó de designar a una persona sino que se transfigura (en el social), en un “uno”, que es “seguido”, constituyendo un “socius”, o sea de los que se dedican a seguir, en este caso al líder.Esto a pesar de un a im-mediatez de servidumbre, opera como un espacio de “libertad” como construcción “hegemónica” o sea del (hegemon).

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